El húngaro Csontváry (Tivadar Kosztka Csontváry), uno de los
más excepcionales pintores entre los siglos XIX y XX, se pasó la vida buscando
la verdad del espectro místico de los colores solares. “El espectro de Dios”,
decía él mismo cuando estaba arrebatado.
Esa búsqueda le hizo romper con el presente artístico de su
época (y qué presente) y apartarse de toda moda para entrar en un círculo
alucinatorio en el que la realidad eterna de la tierra se transformaba en símbolo
de la riqueza divina. Un medieval, sí.
Sus megalómanas bizarrías pictóricas tuvieron su punto
culminante en dos de los paisajes más extraordinarios del s. XX: las Ruinas del
teatro griego de Taormina y Baalbek.
En la inmensidad de estas telas se transmite su elocuente
amor por la antigüedad, una extraña pureza primitiva en la estilización
objetual y un sentido del espacio capaz de encajar perfectamente escalas
alteradas para componer naturalezas a lo grande. Su pulcro dibujo es respeto
por las formas simples y su fabuloso cromatismo grandeza épica de una
hipersensibilidad visual prácticamente enfermiza, pero admirablemente
decorativa en sus resultados:
Uauh, no lo conocía de nada. Me parece delicioso! Voy a volver a clickar en los cuadros, a ver qué tal...
ResponderEliminarEs difícil encontrar reproducciones que den una idea real. Estos cuadros miden entre cinco y seis metros de largo. Son una locura.
Eliminar¿Cinco o seis? Y estas fotos, ¿son el cuadro al completo? Es decir, que si lo colgara en "mi loft", ¿tendría de dos a tres metros de atardecer naranja estallándome en los ojos?
ResponderEliminarSí. Tendrías casi seis metros de atardecer.
ResponderEliminarJojojo. ¡La locura!
ResponderEliminarNo te lo vas a creer. Acaba de pasar la línea de tormentas, y mientras acaba de tronar y relampaguear se empieza a abrir el cielo con una capa de nubes muy altas, y el sol del atardecer (lo estoy viendo ahora) lo ha dejado EXACTAMENTE con el mismo tono anaranjado que el cuadro de arriba de Ctsonváry. Estoy FLIPADÍSIMO.
ResponderEliminarSiento habérmelo perdido. Aquí en esta puñetera city se ve poco cielo.
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