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miércoles, 9 de diciembre de 2015

Mujeres, hombres y Chamfort.


Son malévolas sutilezas de la guerra de sexos y combates del amor que nunca se tienen en cuenta en los llamados debates públicos, pero que sí quisieron y supieron considerar a lo largo del tiempo espíritus finos y observadores atentos de su realidad social como Chamfort, tal vez el más elegante epigramático de los que se dedicaron a diseccionar el comportamiento y las costumbres de la Francia moderna burguesa y aristocrática. Una de las cosas más llamativas de estas frases talentosas es que la ironía y la frivolidad van perfectamente adheridas a la sinceridad y a la vivencia, y el equilibrio es acuciante. Libertad de expresión que tantas veces es condenada hoy día por la inconsistencia y cursilería ideológicas.

“Las mujeres sostienen con los hombres una guerra en la que éstos tienen una gran ventaja, ya que tienen a las putas de su parte.”

“Un hombre enamorado es aquel que quiere ser más amable de lo que puede; he aquí por qué casi todos los enamorados resultan ridículos.”

“El amor nos seduce a causa de nuestro amor propio, ¿cómo resistir a un sentimiento que hermosea a nuestros ojos lo que somos, nos devuelve lo que perdimos y nos proporciona lo que no tenemos?”

“Por muy mal que un hombre pueda pensar de las mujeres, no hay mujer que no piense aún peor que él.”

…y ésta de propina porque tiene mucha gracia:


“Yo diría de buen grado de los metafísicos lo que Escalígero decía de los vascos: Se dice que entienden, pero no lo creo.”

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