Translate

martes, 1 de diciembre de 2015

El príncipe gitano



“Tipo inconfundible de acromegálico, hombre desproporcionado, laxo, de musculatura fláccida y atrofiada, de extremidades voluminosas, como un antropoide, acaso un deficiente mitral, más apto para la defensa flemática que para el ataque vivo (…)”
En estos términos zoológicos describía en 1930 el periodista Luis Calvo al campeón italiano de los pesos pesados Primo Carnera.
Podría ser una descripción del nuevo campeón del peso máximo actual, Tyson Fury, un anglo-irlandés de ascendencia gitana nacido prematuramente en una caravana; brabucón, charlatán delirante, patán de trajes a cuadros, ultrarreligioso milenarista, amigo de peleas suburbiales a puño desnudo; boxeador gigantesco (2,06 m), desgarbado, sin estilo ni técnica, pero ágil, resistente y de envergadura imposible para sus contrincantes. Sin duda ha animado el tedioso panorama de los pesados irrumpiendo como un meteorito al derrotar al intratable ucraniano Vladimir Klitschko, dominador absoluto de la modalidad.
Fury le gritó a Klitschko antes de la pelea: “¡¡Hasta ahora has ganado porque nunca peleaste contra el rey de los gitanos!!!”    

De momento, Fury no es un “gigante bueno”, como llamaban a Carnera, y veremos por dónde va su excelente carrera, pero asimismo desprende ese aura fatalista y desesperada que llevó al italiano a acabar sus días como protagonista en papeles de monstruo para patéticas películas de serie ‘B’.


No hay comentarios:

Publicar un comentario