El ex-presidente de la Generalitat Artur Mas (conocido también como menos es Mas y Mas madera), junto con alguno de sus palmeros y palmeras más fieles (todos con causas
judiciales en curso), acaba de inaugurar en el pueblecito de Montoliu de Lleida
una calle dedicada a la consulta soberanista del 9-N. Pero resulta que como en
el pueblo no encontraron calles de verdad que pudieran entregar a la memoria de
semejante engendro político, a algún lumbreras se le ocurrió proponer… ¡un
callejón sin salida! Así es. ¿Sabría el antiguo guía de pueblos que se iba a encontrar con
esa humillante putada?... Yo creo que no, porque cuando se topó con el cul de sac del callejón del gato soltó una de las explicaciones más cochambrosas que se le hayan oído. Dijo que
eso era así para:
… “tapiar la entrada a nuestros
adversarios y dar salida a nuestras libertades”.
No sé si ya al largarse precipitadamente
de allí se pegaría un cholazo con la parte de la calle que no era porque, desde
luego, el bochorno del evento fue como para salir por piernas.
Esta peña -a partir de ahora, la peña del callejón del gato- que no se avergüenza ni de las descacharrantes metáforas en las que cae presa es la que quiere
llevar a Cataluña al paraíso.
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