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martes, 1 de noviembre de 2016

No es país para viejos... (y viejas).




Exceptuando, desde luego, aquel alucinante hallazgo joven-sociata de los “miembros y miembras”, en ningún otro ejemplo que yo conozca el lenguaje de género queda en más ridícula evidencia que en la traducción española de la chusca comedia americana cuyo título original era In the land of milk and money, conocida en el mundo hispano como… ¡No es país para viejas!, calco en femenino de la gran novela de Cormac McCarthy No es país para viejos (No country for old men), irregularmente llevada al cine por los hermanos Cohen.


No es país para viejos no acepta su conversión femenina sin un efecto de cochambrosa hilaridad. Parece hecho a posta para burla de redactores políticamente correctos y obsesos de la independencia de géneros, puesto que si a MacCarthy (o a su traductor) se le hubiera ocurrido en un momento de debilidad ética y estética titular su novela No es país para viejos y viejas (como desearían los y las cursis), hubiera sido el hazmerreír de los lectores y del mundo literario.

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