Exceptuando, desde luego, aquel alucinante
hallazgo joven-sociata de los “miembros y miembras”, en ningún otro ejemplo que
yo conozca el lenguaje de género queda en más ridícula evidencia que en la
traducción española de la chusca comedia americana cuyo título original era In the land of milk and money, conocida
en el mundo hispano como… ¡No es país
para viejas!, calco en femenino de la gran novela de Cormac McCarthy No es país para viejos (No country for old men), irregularmente
llevada al cine por los hermanos Cohen.
No
es país para viejos no acepta su conversión
femenina sin un efecto de cochambrosa hilaridad. Parece hecho a posta para
burla de redactores políticamente correctos y obsesos de la independencia de
géneros, puesto que si a MacCarthy (o a su traductor) se le hubiera ocurrido en
un momento de debilidad ética y estética titular su novela No es país para viejos y viejas (como desearían los y las cursis), hubiera
sido el hazmerreír de los lectores y del mundo literario.
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