Aquí tenemos a
nuestro ya conocido Bernard Hopkins peleando (8-XI-2014) con uno de los mejores y más
temidos boxeadores actuales, Sergey Kovalev. Nadie en el boxeo ha olvidado la
muerte en el hospital de Roman Simakov después de un nocaut de Kovalev.
Pero Hopkins, que dentro de dos meses cumplirá 50
años de edad, no se arredró y subió a la lona para presentar batalla al pegador
ruso. No ganó la pelea, pero acabó entero y de pie, llevado por un amor propio y
un coraje intactos. Peleó a su manera ortodoxa y elegante y sin perder la cara,
siempre técnico y ligero, calculando distancias y resistiendo golpes sin
expresión de dolor. Como un joven en la plenitud de su carrera. Una plenitud de
casi 50 años. Una capacidad para la lucha sólo comprensible por la confianza y
la seguridad en sí mismo. No hay edad cuando se vence el miedo y se abandona paso a paso la fe en la muerte.
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