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sábado, 17 de enero de 2015

Bergoglio y Larry Flynt



‘No toquéis la fe que luego pasa lo que pasa’. Ésta es la síntesis de lo que ha declarado el dicharachero Papa de las pampas. Ha hablado de ofensas, y ha dicho literalmente que “no se puede” ofender la religión, sea cual sea.
Ofender viene del latín offendere, cuyo principal significado, como es conocido, es ‘chocar’. ¿Y no es eso precisamente lo que una religión debería soportar con ejemplar estoicismo, el choque, el ataque, la afrenta… que en el caso al que se refiere el papa es principalmente ¡de viñeta!? ¿No es excesivo? Ya sabemos que la sátira es un arma incruenta extraordinariamente eficaz, y si es en imágenes más. ¿Pero, cómo unas instituciones seculares e indestructibles como las religiones, que tuvieron un origen convulso, violento, trágico, que lo soportaron todo y que asimismo hicieron de todo (y alguna sigue aún haciendo) pueden caer en la miseria de emplear esa conjunción adversativa (‘pero’) que se hace letal cuando se está condenando un asesinato colectivo de personas inocentes? La condena del crimen con ‘peros’ hace removerse en sus tumbas a los asesinados de Charlie Hebdo porque los señala con el dedo dejando caer sobre ellos una difusa sospecha de culpabilidad.
¿Quién decide lo que es una ofensa… Y cómo la calibra? ¿Cómo un dios increado, infinito y omnisapiente puede ofenderse por un chiste grosero? ¿Cómo un hombre creado, finito e ignorante se convierte en defensor y vengador de ese dios? Lo que necesita una religión fuerte, especialmente una como la cristiano católica -que salvó la razón en la cultura occidental-, es vivir en la libertad de expresión más absoluta con ‘ofensas’ de todo tipo, ofensas para demostrar que es ejemplar, resistente, tolerante e inteligente, y de paso hacer evidente que se diferencia de una religión intrusiva como el Islam, la cual nada nuevo ha aportado a la humanidad desde hace casi cinco siglos.
Si de algo pecan, acaso, los Charlie Hebdo que en el mundo son es de… poco gusto. Sólo mal gusto, ni más ni menos. De una grosería ebria y chocarrera generalmente poco relacionada con el humor fino. Pero, benditos de Dios, el mal gusto está por todas partes, y se puede intentar evitar -¡y reírse de él!- aunque de ninguna manera penalizar porque, si no, el mundo sería un infierno invivible. ¿Qué fes de pacotilla son esas que se sienten amenazadas por el mal gusto?... ¿No han difundido ellas también algunas dosis de mal gusto?... ¿Cuál es la fe de este papa?...

Ya lo dijo sabiamente ante el tribunal supremo estadounidense aquel que a tanta gente se suponía que había ofendido en todo el mundo, el magnate del porno Larry Flynt: “Si quizás de algo soy culpable es de tener mal gusto”. Nada más.

(PD No estoy del todo de acuerdo, Larry; sacaste al mercado unas revistas porno de excelentísima calidad. Dios te bendiga.)

4 comentarios:

  1. La síntesis es que Bergoglio es bilardista.

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  2. Jajaja!! El bueno de Bilardo.
    ¿Bilardistas contra menottistas?...

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  3. Esa es la polémica de estos años en Occidente: zapatero-menotistas o bilardistas. ¿Qué hacer ante el ISIS? En fin..

    Me he encontrado esta entrevista a Escohotado: http://www.gkillcity.com/articulos/chongo-cultural/antonio-escohotado-lo-que-diferencia-al-liberal-del-conservador-es-estar

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  4. Muy bien, cariño, ahí ha patinado el papa Francisco.

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