Translate

domingo, 4 de enero de 2015

¿Qué podrían?...


A pesar del reciente aprendizaje del disimulo, la sensibilidad totalitaria del grupo político Podemos está a estas alturas bastante contrastada. No pierden la oportunidad: allá donde huelen sangre de liberal, de demócrata o simplemente de defensor del estado de derecho, venga éste de la derecha o de la izquierda, allá que van con hachas y hachones dispuestos a ejercer de “pueblo” indignado para un linchamiento… de momento sólo verbal. Pero que nadie dude de que si llegaran al poder harían callar el hocico a todos los que consideraran enemigos de su enigmática revolución. ¿De qué manera? Esa es la cuestión.
Cuando aparecieron, muchos buscaron en su discurso una consistencia dialéctica que con buenas razones se alzara con voz limpia sobre tanto despropósito político y económico, pero el dibujo que fue formándose era el de un revanchismo de viejo molde claramente inspirado por uno de los pecados humanos que más infelicidad genera: el resentimiento. Hoy mismo leía, entre otras ideológicamente similares, esta frase salida de un círculo local madrileño de Podemos:

“(…) Nuestro fin es que el matrimonio heterosexual propietario, con ropa de marca, coche caro y rancios hijos dejen de ser el modelo a seguir.”


¡Ese es su fin! ¡Cielos!; de puro elemental, la cosa da miedo. ¿Cómo van a conseguir eso?... ¿Acaso contraponiendo el modelo de individuo revolucionario que tan ardientemente defienden -y ayudan a diseñar recibiendo por ello no bajos sueldos y emolumentos, por cierto- en dictaduras americanas no exactamente prósperas?... Hummm… No me parece a mí que consigan convencer a mucha gente de que ese tipo calado con boina de color, embutido en un chándal brillante, sin coche, sin ningún bien de consumo, sin hijos (o con hijos con boina y en chándal), subvencionado a lo pobre y con mordaza en la boca es mejor que el maldito matrimonio heterosexual capitalista. No, no creo que lo consigan así. Por eso, es perfectamente de temer que si llegaran a tener poder de verdad el resentimiento de base sumado al fracaso (inevitable) de su diseño social diera paso a otra cosa más drástica que el simple discurso aleccionador. Y entonces, en vez de conquistar el cielo al asalto, como decía uno de sus líderes, es probable que se dedicaran a repartir infiernos a la fuerza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario