La virtud de
esta canción de amor impía y materialista de la eterna adolescente Lana del Rey
está en que no tiene ni un atisbo de romanticismo. Money,
power, glory. Eso es lo que quiere. Y por si hubiera alguna duda, luego,
droga y diamantes. Slowcore juvenil de querulantes voces, ecos indis y
sintetizadores envolventes. Ya. Pero mola la sinceridad de esta chica. Lana in
the earth with demons.
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