Un tipo nunca puede
representar un país y menos a un gran país como es Méjico, pero casi cualquier
país, incluso Méjico, puede estar representado por cuatro o cinco tipos
estándar que darán una idea, cuando menos, de la gente que se va a encontrar
uno por la calle.
En la enloquecida película
Pastorela, de Emilio Portes, encontramos a ciertos tipos maravillosamente caricaturizados propios del Méjico
popular como son el encabronado, el culero y el paternal mandón, representados
magistralmente por los actores Joaquín Cosío, Eduardo España y Carlos Cobos,
respectivamente.
En esta primera escena de Pastorela vemos
cómo se calientan el arcángel y el diablo antes de salir a ensayar (ojo a partir
del minuto 1:45; patético momento de dos adultos ridículos y fabulosa la naturalidad
de los actores Joaquín Cosío y Eduardo España; se diría que aún no estaban rodando y que los han pillado; qué extraordinaria retahíla de epítetos le dedica el ángel al diablo):
...Y en esta otra escena asistimos, con Carlos Cobos (y Cosío), a una bendición apremiante y definitiva:
¡Qué grandes comediantes tiene Méjico!
Qué bendición, ¡es genial!
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