¿Cuánto dolor
puede aguantar
un hombre?…
Esta rotura
agigantada
repitiendo el sermón del perdedor.
¿Para qué
levantarme,
ahora que ya
adivino
caricias aún más
suaves
que el rostro de
mi amada?
Voy a reunir
fuerzas
para que no se frene
la absoluta
asunción de mi derrota.
Hágase la
negrura.
Que me recojan
las manos vacías
de la muerte.
Yo llenaré la
nada.
… Y ahora calla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario