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sábado, 16 de agosto de 2014

Un verano con Moby Dick (XVIII)


Sacar el tan valioso espermaceti, el llamado esperma de ballena o el blanco de ballena, requería una habilidad manual y energía especiales por parte de los marineros. Era un trabajo angustioso y también peligroso. Melville presenta las cavidades ocultas que contienen este producto como un sancta sanctorum de la creación pletórico de poder misterioso.
En la primera descripción de la extracción del espermaceti se nos cuenta como el arponero Tastego se mete en el interior de la enorme cabeza de la ballena cual un antiguo sumo sacerdote para hurgar en el tesoro, pero algo sale mal; habla Ismael:

“(…) casi en el mismo instante, como un bramido de trueno, la enorme mole se hundió en el mar (…) mientras que el pobre Tastego, sumergido vivo, se hundía sin remisión en el fondo del mar. Pero he aquí que apenas disipada la bruma se vio saltar por la borda una figura desnuda con un sable de abordaje en la mano (…) un fuerte chapuzón anunciaba que el valiente Queequeg se había lanzado de cabeza para salvarle.”

La operación de salvamento es contada de manera prolija. Mientras la mole se hunde en el océano Queequeg va haciendo un orificio con el cuchillo hasta llegar al cuerpo de Tastego para voltearlo y sacarlo por la cabeza. Como en un parto, el indio vuelve a la vida desde el interior del monstruo:

“(…) Fue así como, gracias al valor y gran habilidad de Queequeg en obstetricia, se logró realizar felizmente la liberación, o mejor el alumbramiento de Tastego (…)”

¿Pero qué  narcóticos arcanos atraen a Melville de la entraña de la ballena? Llega a decir que la muerte de Tastego hubiera sido la más dulce que se pueda esperar, y la compara a un estado de sublime conocimiento de la manera más extravagante; ¡atención!:

“(…) ¿Cuántos, considero yo, no habrán caído de este modo en la melosa cabeza de Platón, para perecer en ella dulcemente?”


La semisalvaje y descarada percepción de Melville (aquí más que el supuestamente iletrado Ismael) asimila los letales atractivos de la actividad ballenera más secreta y el conocimiento platónico como un mismo dulce camino hacia una intensa, sensual y noble trampa final. Una extinción deseable en esta vida grosera y vulgar.   

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