Sacar el tan
valioso espermaceti, el llamado esperma de ballena o el blanco de ballena, requería
una habilidad manual y energía especiales por parte de los marineros. Era un
trabajo angustioso y también peligroso. Melville presenta las cavidades ocultas
que contienen este producto como un sancta
sanctorum de la creación pletórico de poder misterioso.
En la primera
descripción de la extracción del espermaceti se nos cuenta como el arponero
Tastego se mete en el interior de la enorme cabeza de la ballena cual un
antiguo sumo sacerdote para hurgar en el tesoro, pero algo sale mal; habla
Ismael:
“(…) casi en el
mismo instante, como un bramido de trueno, la enorme mole se hundió en el mar
(…) mientras que el pobre Tastego, sumergido vivo, se hundía sin remisión en el
fondo del mar. Pero he aquí que apenas disipada la bruma se vio saltar por la
borda una figura desnuda con un sable de abordaje en la mano (…) un fuerte
chapuzón anunciaba que el valiente Queequeg se había lanzado de cabeza para
salvarle.”
La operación de
salvamento es contada de manera prolija. Mientras la mole se hunde en el océano
Queequeg va haciendo un orificio con el cuchillo hasta llegar al cuerpo de
Tastego para voltearlo y sacarlo por la cabeza. Como en un parto, el indio
vuelve a la vida desde el interior del monstruo:
“(…) Fue así
como, gracias al valor y gran habilidad de Queequeg en obstetricia, se logró
realizar felizmente la liberación, o mejor el alumbramiento de Tastego (…)”
¿Pero qué narcóticos arcanos atraen a Melville de la
entraña de la ballena? Llega a decir que la muerte de Tastego hubiera sido la
más dulce que se pueda esperar, y la compara a un estado de sublime
conocimiento de la manera más extravagante; ¡atención!:
“(…) ¿Cuántos,
considero yo, no habrán caído de este modo en la melosa cabeza de Platón, para
perecer en ella dulcemente?”
La semisalvaje y
descarada percepción de Melville (aquí más que el supuestamente iletrado
Ismael) asimila los letales atractivos de la actividad ballenera más secreta y el
conocimiento platónico como un mismo dulce camino hacia una intensa, sensual y
noble trampa final. Una extinción deseable en esta vida grosera y vulgar.
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