Ahab se trae a su propia tripulación, que
esconde en un rincón del sollado de popa hasta el momento oportuno. Cuando
aparecen en cubierta con el capitán causan congoja en la marinería:
“(…) Mas en aquel momento se oyó una
exclamación súbita que apartó de las ballenas todas las miradas (…) Ahab se
presentó rodeado de cinco sombríos fantasmas que parecían haber emergido de
repente en medio del aire.”
El golpe psicológico es fuerte. La variopinta
y arrojada tripulación del Pequod queda
de pronto como al margen de la confianza de Ahab, que al parecer necesita unos
marineros con características especiales surgidos de Dios sabe dónde.
Son cinco demonios de los rincones más
orientales de la tierra. Cuatro “de un amarillo tigre”, “ (…) y una diabólica
sutileza”, y el quinto, llamado Fedallah, “una figura oscura”, “(…)vestida de
negro” “(…) con un turbante de cabellos blancos entrelazados y enredados en
torno a la cabeza(…)”.
La actividad de estos profesionales es
frenética y eficaz desde su salida a la luz. Pero su presencia es sin duda otro
signo más de la siniestra misión a la que todos los habitantes del barco están
abocados. El enigma que representa la figura de Fedallah hechiza las miradas:
“(…) Era una de esas criaturas a quien la
gente civilizada de los países templados no ve sino en sueños, y ello muy
confusamente.”
El trabajo más difícil… el trabajo de la
venganza, el trabajo de la sangre, el trabajo del matarife especializado queda
para los demonios orientales, cazadores expertos en las más peligrosas tareas
del mar. La tarea de la búsqueda y muerte de la bestia es apropiada para esos
seres que viven agazapados en rincones inimaginables del mundo, de los que sólo
salen para llevar a cabo con toda naturalidad lo más ominoso, lo inconcebible.
No son trabajos sólo de fuerza, capacidad e ingenio. Eso lo hace muy bien el
productivo hombre occidental. Hay algo más. Son trabajos que requieren
familiaridad con el inframundo y alianzas con fuerzas ocultas. Ahab siente toda
esa turbulencia en su interior y por eso los escoge.
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