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martes, 28 de octubre de 2014

Un verano,y más, con Moby Dick (XLIII).


¿Y el barco?... desaparecido Ahab, no hay barco real que valga. Capitán y barco se desvanecen para el recuerdo. Los hombres que quedan miran incrédulos cómo un final de tormenta, niebla e indefinición de los elementos se están tragando el barco. Y, a pesar de todo, hay una imagen muy bella:

“(…) No sobresalían del agua más que los masteleros, donde mantenían su vigilancia los tres arponeros paganos, fuera por arrogancia, por lealtad o fatalidad pura.”


Las tres posibilidades unidas son las que conforman una realidad más convincente. Pero la que más emociona es la de la lealtad. Lealtad, a pesar de todo, a la locura del capitán Ahab. Lealtad en la lucha absoluta contra la fuerza ciega antes de la muerte segura. Esa lealtad trágica hace de esos hombres una presencia irrebatible en la eternidad.

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