El otro día me vi hablando con una
persona sobre arte y salió lo del estilo y la forma, y como era de esperar
apareció el gran dilema: lo que era y lo que no era clásico. En mitad de una
explicación que se estaba extendiendo demasiado fue, precisamente, una mente
clásica, la de Nicolás Gómez Dávila -tan conocido en este blog- la que vino a socorrerme con una de sus
severas, inspiradas y graciosas sentencias: forma clásica es la carente de
rebaba. Ahí le ha dado. Mi interlocutora alzó una ceja, sonrió y se quedó la
mar de satisfecha.
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