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lunes, 17 de diciembre de 2012

Saber contar. "Centauros del desierto."




Esta breve escena muestra toda la maestría de un director de cine (John Ford). No creo que sea la mejor escena de la película (Centauros del desierto, The searchers), como algunos afirman, pero es suficiente para ilustrar qué es saber contar sólo con imágenes.

El reverendo y ranger de Texas Sam Jonson (Ward Bond) se queda solo en el comedor de la casa de los Edwards mientras acaba su desayuno antes de salir a rastrear el territorio en busca de indios hostiles. De pronto, sin quererlo, contempla cómo en una habitación contigua la señora Martha Edwars acaricia con mimo la capa militar de su cuñado Ethan Edwards (John Wayne), hospedado en la casa familiar después de muchos años desaparecido. El reverendo en seguida deja de mirar y permanece inmóvil con la vista fija y perdida fuera de la pantalla. Aparecen Ethan y Martha, que se despiden con la contenida dulzura de un amor que no pudo (ni puede) ser. Sam, sin mirar, es testigo único del momento.

Lo perfecto de la escena es que hay un testigo imposible de esa intimidad entre los cuñados. Si no estuviera presente el personaje que interpreta Ward Bond, la despedida de Ethan y Martha perdería casi toda la secreta delicadeza íntima y dramática que transmite. Ese personaje interpuesto, quieto, con su mirada lejana, pone en evidencia precisamente todo lo que no sabemos entre los cuñados; todo lo que no se puede ver y ni siquiera se debe contar (en la escena no se articula ni una palabra), pero que en ese mismo instante se condensa en la pantalla gracias a esa figura congelada que nada mira, pero todo ve y… nos hace ver. 
Y no hace falta más. Magistral.





8 comentarios:

  1. Ma-gis-tral, su-bli-me, para mí sí es la mejor escena de la película, junto con la imagen final, también con la cuñada en el umbral de la casa. Esa delicadeza de los gestos, lo que apenas si se insinúa, y la discreción del personaje de Ward Bond, tanta que los otros dos ni siquiera ven que está ahí (ella se casi se sobresalta cuando tiene que dejarle pasar para salir).
    En fin, John Ford.

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  2. Corrijo: la escena final, no con la cuñada, evidentemente, pero sí en el umbral, una imagen que enlaza con el principio de la película.

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  3. Sí, Ward Bond es como invisible. De hecho, ahí Ward Bond somos nosotros.

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  4. Una de las mejores películas y no obstante poco reconocida y premiada. Con el sello inequívoco e inmejorable de John Ford.La sutil manera de mostrarnos qué sentimientos hay entre cuñados ( prohibidos; por supuesto, en esa época)con la delicadeza de ese beso en la frente correspondido con esa mirada que dice mas que mil palabras y acompañado por la muda y ciega complicidad de Ward; ya merecerian por si solos un premio.Super peliculazo.
    Saludos.

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  5. En la última escena, antes de girarse, Wayne se lleva la mano izquierda al codo del brazo derecho. Es un homenaje a Harry Carey, sr., el amigo del alma del grupo, que tenía ese tick.

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  6. Cuánto sabes, Pakcito.

    http://www.youtube.com/watch?v=d_g6ac3d818&hl=es&gl=ES

    Minuto 1.29

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    Respuestas
    1. También sé que fue Ford quien aconsejó a Wayne que caminara arrastrando los pies. Creo que le dijo algo así como "no vayas por ahí dando saltitos como un maricón"..

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  7. ...Se non è vero è ben trovato. Ford debía de ser el único humano capaz de reprender a Wayne.

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